Las diferentes terapias breves y centradas en la solución, dada su enorme utilidad, también han sido incorporadas a muchas terapias. Por sí mismas, son altamente efectivas para muchos problemas.
Estudian las soluciones puestas en práctica por el consultante que acaban siendo el problema mismo, las soluciones que funcionan y las que no, las veces que el problema no se presenta y estamos demasiado centrados en el mismo para darnos cuenta, y la inducción de cambios, creando escenarios que permiten la acción y la dinámica de las soluciones. Si estas no funcionan se cambian inmediatamente, buscando nuevas alternativas.
Consideran el cambio de perspectiva para clarificar el problema, y el concepto de terapia rápida, desechando para siempre que el cambio deba ser lento y laborioso. Más aún, un pequeño cambio puede originar cambios en todas las áreas y personas implicadas en el problema.
Es fundamental el entendimiento de la conducta en el entorno y en las relaciones, que mantienen atascadas las soluciones intentadas.
Proporcionan una estrategia innovadora y creativa, y consiguen cambios relativamente rápidos en cada vez más problemas (de la infancia, de la adolescencia, de la familia, alimentarios, fobias, obsesiones, de relación social y laboral, de rendimiento académico, entre otros muchos).
La terapia estratégica, a su vez, es una herramienta muy potente para conseguir cambios tanto en las personas como en las organizaciones y en procesos de crecimiento personal y coaching.