Estamos acostumbrados a relacionar aburrimiento con malestar, algo intolerable que no podemos permitir y que hace saltar la alarma en los padres, que reaccionan ante este malestar con emociones que van desde la preocupación a la ansiedad. Incluso el aburrimiento es algo intolerable para los adultos, una fuente de enorme malestar.
Hasta no hace mucho tiempo los niños se criaban en familias extensas con más de un hermano, familiares alrededor y espacios abiertos donde podían relacionarse con otros niños y jugar.
Ahora las familias son reducidas, con hijos únicos o con pocos hermanos y con los familiares a kilómetros de distancia. Viven en ciudades donde quedan pocos espacios abiertos, como mucho algún parque y donde los niños están sobreprotegidos por sus padres, que los vigilan de cerca para prevenir peligros que ahora son más evidentes gracias a la información de los medios de comunicación.
El aburrimiento aumenta día a día
La aparición de las nuevas tecnologías facilita que el niño solo se relacione con su máquina de juegos, dificultando la interacción con otros niños y por tanto el juego compartido y favoreciendo así el aislamiento.
Aparece el aburrimiento, un fenómeno nuevo, una especie de plaga impensable hace unas décadas. Los padres, que suelen ser sobreprotectores, pendientes constantemente de cualquier cosa que perturbe a sus hijos reaccionan con preocupación en cuanto el niño se aburre, se sienten responsables, quizás con algo de culpa debido a su sobrecarga de trabajo y el estrés de la vida actual, y hacen todo lo posible para que el niño no se aburra.
Entonces lo poco que encuentran a su alcance consiste en la televisión, los videojuegos, los móviles, que solo fomentan aún más el aislamiento y el entretenimiento que proporcionan solo mantiene el aburrimiento, pues acabado el programa, el videojuego, la conexión, queda la sensación de no saber qué hacer.
El aburrimiento es una oportunidad de crecimiento
El niño necesita moverse, explorar, aprender a solucionar problemas en sus relaciones y con el medio en que vive, pero hay pocos niños y los espacios fuera de casa son percibidos con peligro salvo que estén los padres vigilando, algo para lo que muchas veces no disponen de tiempo.
Es deseable que lo padres entiendan que el niño, aunque muestre su desagrado porque se aburre, necesita este aburrimiento, es la ocasión de enfrentarse a un reto, a su propiafrustración y una oportunidad inmejorable para aprender a desarrollar estrategias para entretenerse y superar esta frustración.
¿Por qué es sano aburrirse?
El niño aprende del aburrimiento, aprende a tolerar la frustración y convertirla en creatividad. Si le dejamos, a pesar de sus quejas, con su aburrimiento y somos capaces de tolerar nuestra ansiedad porque el niño se aburre, este empezará a utilizar sus recursos, su imaginación, sus habilidades, aprenderá a soportar esta frustración y saldrá fortalecido, creará juegos, imaginará, se moverá para explorar, pondrá en marcha su sistema de pensamiento y su cuerpo para descubrir por sí mismo como entretenerse.
Al ser capaz de sobreponerse a la frustración del aburrimiento, aumentará su capacidad desolucionar problemas que generalizará a otras situaciones de frustración de las miles que tendrá que afrontar en la vida, su autoestima crecerá con él y aprenderá a gestionar sus emociones, la ansiedad de la incertidumbre, la tristeza del aburrimiento y desarrollará su potencial de crecimiento ideando mundos, herramientas, juegos e incluso obras de arte.
Aprender de la frustración para tener fortaleza psicológica
La intolerancia a la frustración, la mala gestión de las emociones, la falta de habilidades para solucionar problemas en las situaciones vitales, son dimensiones comunes en la mayoría de los problemas psicológicos a cualquier edad, ansiedad, depresión, problemas alimentarios, falta de control de impulsos, adicciones, todos tienen entre otros factores desencadenantes y mantenedores estas dimensiones.
Hazle un favor, deja que se aburra
A partir de ahora, cuando un niño diga que se aburra, algo que constantemente escuchamos y nos angustia, hagámosle el favor de aguantar nuestra ansiedad, juguemos con él si podemos, pero sobre todo animemos a que encuentre su sitio, que explore, que imagine, proporcionemos herramientas útiles para que sean utilizadas por su creatividad, que aprenda a gestionar su frustración es aprender a solucionar problemas, a gestionar el malestar y por lo tanto sus emociones.
El aburrimiento que siente el niño, pasada la frustración que ocasiona el malestar de no saber qué hacer, lo convertirá en un mundo entero que será obra suya, producto de haber superado su propio malestar, su frustración y será resultado de su creatividad. Habrá aprendido atolerar la ansiedad de la incertidumbre, la ira de la frustración y la tristeza de la soledad, se habrá fortalecido para que en la vida sepa cómo solucionar sus propios problemas.