Formas improductivas de pensar
La preocupación y la rumiación mantienen la atención enfocada en problemas futuros, inexistentes o pasados, sin remedio, impidiendo afrontar los problemas que surgen de forma eficaz.
La preocupación es el proceso de pensamiento centrado a las amenazas y refuerza la creencia en la presencia del peligro, activa la ansiedad, impide que se procese emocionalmente la información y mantiene la atención sesgada hacía estas amenazas inexistentes. Por ejemplo: ¿Y si me despiden?
La rumiación es el proceso de pensamiento que busca respuestas a preguntas que no tienen una respuesta clara, entrando en un bucle de análisis improductivo y deprimente, manteniendo la incertidumbre y las discrepancias con uno mismo. Por ejemplo: ¿Por qué a mí?
Estos procesos de pensamiento contraproducentes y los intentos por suprimirlos, controlarlos o evitarlos, son el origen de muchos de los problemas de ansiedad y depresión.
Pero ¿Por qué utilizamos estos procesos de pensamiento tan poco útiles? Tenemos dos tipos de Creencias sobre los mismos:
Creencias positivas: Preocuparse es útil. Estaré preparado para lo que puede salir mal. Si analizo por qué me siento así, encontraré la respuesta. Si analizo lo ocurrido repetidamente no volveré a cometer los mismos errores. Debo controlar mis pensamientos.
Creencias negativas: No tengo el control sobre mi preocupación/rumiación. Puedo perder la razón o dañar mi organismo pensando así.
La Terapia Psicológica Cognitivo Conductual enseña a cuestionar y cambiar la forma de pensar inadecuada y aprender a actuar eficazmente. Su última innovación enseña directamente a cambiar las creencias positivas y negativas sobre la preocupación/rumiación y eliminar estos procesos, lo que permite el procesamiento emocional y racional de lo que ocurre y solucionar los problemas cuando se presentan. En definitiva, nos permite llevar una vida más auténtica y dejar de reaccionar automáticamente a lo que nos sucede.