Ante una situación o malestar interno, toma consciencia de lo que sientes.
Si notas malestar en forma de sensaciones corporales, inquietud, apatía, nerviosismo, desesperanza, preocupaciones o dolor emocional, hay algo que es necesario profundizar para saber de donde vienen estas sensaciones molestas.
- Intenta darte cuenta de que pensamientos o imágenes pasan por tu cabeza.
- Trata de nombrar que emociones
Si consigues ser consciente de tus sensaciones, sin evitarlas, de las emociones que tienes en el momento y de los pensamientos que aparecen, tendrás un cuadro de cómo estás reaccionando ahora a algo que está ocurriendo.
La pregunta fundamental es a que estás reaccionando para estar así. Esta pregunta es a veces difícil de contestar, no sabemos porque estamos mal.
Otras veces sabemos que está ocurriendo y como nos hace sentir, pero no nos paramos a analizar que sentimos y pensamos concretamente.
Cuando descubres a que reaccionas, podrás definir el problema.
Este problema puede ser por la situación, en cuyo caso hay que mantener la calma y buscar soluciones, para lo que existe una técnica excelente llamada solución de problemas, o puede ser por nuestra reacción a la situación.
Es fundamental determinar cuál es el problema y verlo como una situación de la vida a resolver, un reto que solucionar.
Nuestra forma de afrontar la situación puede ser el problema, no la situación misma. Nuestra forma de interpretar lo que ocurre, nuestras emociones ante ello, la forma de actuar para solucionarlo, son diferentes niveles que pueden hacer que nuestra respuesta sea poco acertada y no solucione el problema o lo empeore.
Muchas veces el problema porqué el que nos sentimos molestos no está claro, puede venir de lejos, puede ser una sensación de vacío o fracaso, apatía, dolor emocional. En este caso el análisis de lo que nos pasa es más complejo, hay que preguntarse dónde estamos en relación con lo que deseamos o necesitamos y que estamos haciendo para conseguirlo.
Tal vez si siempre cometemos los mismos errores, las mismas conductas o formas de actuar y el resultado que obtenemos no es bueno, puede que este sea en sí mismo el problema, o bien nuestra forma de interpretar lo que ocurre que nos lleva a su vez a actuar de forma disfuncional, o nuestras emociones, que, por intensidad o adecuación, nos hacen a su vez afrontar erróneamente el problema.
Cada paso de la toma de consciencia hasta saber que nos pasa y cuál es su causa, es más complejo de lo que parece. Normalmente lo hacemos de manera eficaz casi sin darnos cuenta, pero otras veces cada momento de este proceso puede fallar y quedarnos estancados, como en estos casos:
- Sabemos que pasa y por qué estamos así pero no sabemos cómo afrontarlo.
- No somos capaces de darnos cuenta del porqué de nuestro malestar.
- Sabemos que tal vez interpretamos mal lo que ocurre, pero no sabemos hacerlo de otra forma.
- Nuestras emociones son poco adecuadas en la situación. Pueden ser emociones que no se corresponden con lo que ocurre, o cuya intensidad es desproporcionada, lo que provocará posiblemente un mal afrontamiento del problema.
La Psicología tiene soluciones en cada uno de los pasos descritos y ayuda a la persona a actuar en cada de ellos para que sea capaz de superarse, cambiar y salir fortalecido.