Una forma de mejorar nuestras relaciones es ser más auténtico, y esto significa expresar los sentimientos, necesidades y derechos respetando a su vez los derechos de los demás y al mismo tiempo sintiéndome orgulloso de mi comportamiento y respetándome a mí mismo.
Esto es la conducta asertiva, comunicación clara, directa y no ofensiva.
En otros escritos hemos comentado más a fondo en que consiste la conducta asertiva. En este se trata de animarnos a ponerla en práctica y de descubrir algunas creencias poco eficaces que nos impiden utilizarla.
Las ventajas que apoyan utilizar la conducta asertiva son entre otras:
- Cuando defendemos nuestros derechos ganamos nuestro respeto y el de los demás.
- Si negamos nuestros sentimientos, sacrificamos nuestra integridad y por tanto tendremos relaciones superficiales y/o estas se dañarán.
- Obtendremos más satisfacción de las relaciones, que serán más auténticas y plenas.
- No expresar lo que sentimos y pensamos es una falta de respeto hacía los demás, al igual que lo es no escuchar que piensan y sienten ellos.
- Si no defendemos nuestros derechos, es posible que se aprovechen de nosotros.
- Si expresamos como nos afecta el comportamiento de los demás, les damos la oportunidad de cambiar y les mostramos respeto al hacerles saber como nos influye lo que hacen.
Hay una serie de creencias irracionales que aprendemos a lo largo de nuestra experiencia que pueden influir en que no seamos asertivos y que es bueno que modifiquemos:
- Si nos expresamos libremente, podemos lastimar los sentimientos de los demás.
El caso es que podemos expresarnos con tacto, directo y claro, de forma no ofensiva.
- Las personas desconsideradas merecen el silencio.
Esto no soluciona el problema si realmente estas personas nos interesan y aunque nuestros sentimientos sean negativos, se merecen que lo hablemos para juntos encontrar soluciones.
- Si somos reservados, se pierde la alegría de compartir. No construimos confianza y menos aún intimidad y finalmente acabamos desconectados de nosotros mismos.
- La crítica sirve para corregir los errores de otros.
Lo cierto es que suele deteriorar las relaciones. Lo mejor es centrarse en el problema y buscar soluciones. También podemos decir claramente lo que nos molesta y ofrecer alternativas a esa conducta.
- Debemos caer bien a todo el mundo. Esta creencia tan arraigada asegura la frustración. Comportarnos como creemos que los demás esperan impide que seamos espontáneos y auténticos.
Nuestra valía no depende de la aprobación de los demás.
- Los que me quieren deben saber lo que necesito.
Comunicar de forma clara lo que nos agrada, desagrada y necesitamos conduce a tener relaciones plenas. Es bueno expresarlo siempre que pensemos bien cómo hacerlo y no seamos ofensivos.
- No seas egoísta, piensa en los demás primero.
Esta creencia conduce al autosacrificio. Las necesidades de los demás están antes que las nuestras. La consecuencia a largo plazo será la frustración y el rencor.
Dar y recibir es lo que construye relaciones satisfactorias.
Cuando te des cuenta de que algunas situaciones sociales, la relación con algunas personas, o incluso si siempre actúas de la misma forma, y lo que obtienes es ansiedad, ira, frustración o desvalorización de ti mismo, reflexiona y analiza que pensamientos tienes en esas situaciones.
Cuestiona estos pensamientos y pon en práctica los pensamientos alternativos más sanos y eficaces que los sustituyen.
Práctica en las situaciones anteriores hablándote a ti mismo de una forma asertiva y libre.
Poco a poco tus relaciones se harán más satisfactorias, aunque quizás empieces a seleccionar también tus relaciones desde otra perspectiva, personas con las que te sientas más libre de ser auténtico.